Redacción. Madrid
Una terapia todavía en investigación desarrollada por la farmacéutica suiza Roche ha demostrado que puede reducir en al menos la mitad de los pacientes el tamaño de un subtipo de cáncer de pulmón de difícil tratamiento, según los datos presentados en el congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, en sus siglas en inglés) que se celebra en Chicago.
Javier de Castro.
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Esta nueva molécula, conocida como alectinib, se ha probado con éxito en aquellos pacientes con cáncer de pulmón no microcítico avanzado que presentan una mutación de la proteína de la kinasa del linfoma anaplásico (ALK, en sus siglas en inglés), que vienen a representar entre el 2 y 7 por ciento de todos los casos. Además, se usó cuando no respondían al uso de crizotinib, la única terapia actualmente disponible.
De administración oral, actúa inhibiendo la ALK y los dos estudios presentados en Chicago revelaron una respuesta global del 50 y 47,8 por ciento. Además, en el subgrupo de pacientes cuyo tumor se había diseminado al sistema nervioso central dichas tasas de respuesta global alcanzaron subieron y oscilaron entre el 57,1 y 68,8 por ciento.
Además, en ambos estudios se observó que aquellos pacientes que experimentaban una reducción del tumor conseguían una duración de esa respuesta durante una mediana de 11,2 y 7,5 meses, respectivamente. El perfil de seguridad coincide con el ya conocido para este fármaco en estudios previos.
En aproximadamente la mitad de los pacientes con cáncer de pulmón ALK positivo la enfermedad acaba extendiéndose al cerebro, de ahí la importancia de que este fármaco haya mostrado su actividad sobre las metástasis cerebrales, lo que pone de relieve la capacidad del fármaco para atravesar la barrera hematoencefálica que protege al cerebro.
Atraviesa la barrera del cerebro
Una barrera integrada por una red de células agrupadas que recubre el interior de los vasos sanguíneos del cerebro y la médula espinal. Lo que se conoce como "expulsión activa" es una de las formas que esta barrera utiliza para impedir que los fármacos accedan al cerebro. Sin embargo, se ha visto que este proceso no reconoce a alectinib permitiendo su entrada y que se mantenga con actividad terapéutica.
"En estos casos, la única opción de que disponíamos era la radiación de la cabeza", ha explicado Javier de Castro, del Hospital La Paz de Madrid, que ha participado en uno de los estudios, que celebra que con esta terapia se podrá "controlar el cáncer en esta parte sin tener que radiar en algunos casos".
También resulta "indudable" la capacidad de éste último para atravesar la barrera craneoencefálica, que es una barrera fisiológica para muchos fármacos al convertir al sistema nervioso central en una suerte de compartimento estanco respecto al resto del organismo.
Precisamente una de las pacientes que ha probado la terapia experimental en el Hospital La Paz presentaba afectación de la enfermedad a nivel cerebral y, según el doctor De Castro, han conseguido que "incluso en esa situación volviera a responder y consiguiera controlar la enfermedad durante un tiempo considerable".
Permitirá no tener que radiar
La ventaja de no tener que radiar el cerebro gracias a la buena respuesta a alectinib es clave para evitar, según De Castro, un incremento del riesgo de deterioro cognitivo (problemas de memoria, dificultad para concentrarse). "Para pacientes con una supervivencia prolongada es esencial poder evitarles la radiación cerebral", añade.
En virtud de estos resultados, la compañía suiza tiene previsto presentar a la Agencia Americana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) estos resultados en busca de su aprobación como nueva opción para pacientes que ya no responden a crizotinib.
De hecho, en junio de 2013 alectinib ya fue designado Terapia Innovadora por la FDA, agencia estadounidense del medicamento, para pacientes ALK positivo que hubieran progresado a crizotinib. En Japón está disponible desde septiembre del año pasado comercializado por Chugai Pharmaceutical, compañía que pertenece al Grupo Roche.
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