Redacción. Madrid
Las indicaciones de las agencias reguladoras contra la toma de medicamentos orales contra el cáncer al mismo tiempo que los alimentos hace que en muchos pacientes incremente el riesgo de sobredosis, según ha señalado Mark Ratain, en un comentario publicado en el ‘Journal of Clinical Oncology’.
Mark Ratain.
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Ratain, profesor de medicina y director del Centro de Terapias Personalizadas en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, ha señalado que podría ser más seguro, más eficaz y más rentable si se estudiara qué medicamentos contra el cáncer se absorben mejor con alimentos y, en esos casos se prescribiesen con la comida.
“En lugar de tomar dosis altas con el estómago vacío (que es como la mayoría de estos fármacos están indicados), sería mejor tomar dosis mucho más bajas junto con una comida", ha afirmado Ratain, que cree que “podría reducir los riesgos de sobredosis, ahorrar dinero y aumentar el control que tienen los pacientes sobre su vida diaria”.
En las últimas dos décadas, el tratamiento para el cáncer se ido alejado de los fármacos por vía intravenosa hacia los de vía oral, señala el comentario en el que afirma que los fabricantes de medicamentos han establecido los niveles de dosis basándose en los datos de pacientes que tomaron los medicamentos con el estómago vacío. “Muchos fármacos se absorben mucho mejor con alimentos, especialmente con una comida rica en grasas”, ha añadido.
“Con un gasto mensual en miles de dólares”, ha manifestado Ratain, “deberíamos ver fármaco a fármaco sus interacciones con los alimentos, como una oportunidad para reducir los costes”.
El acetato de abiraterona, aprobado en abril de 2011 para el tratamiento de cáncer de próstata metastásico, es un ejemplo perfecto para este experto. Tiene un “efecto con los alimentos mayor que cualquier otro medicamento comercializado. Puede aumentar la dosis cinco veces con una comida baja en grasa y diez con una comida rica en grasas”, ha apuntado, a su vez que ha criticado el hecho de que se indique a los pacientes tomarlo en ayunas.
"Tomar este medicamento según el prospecto representa que la cantidad de fármaco útil para luchar contra la enfermedad disminuye entre un 80 y un 90 por ciento”, ha señalado Ratain. Según este experto, “tres cuartas partes del fármaco, con un coste por paciente de alrededor de 5.000 dólares al mes, es literalmente desperdiciado”.
El autor recuerda que el prospecto señala que para ingerir este fármaco no se puede tomar ningún alimento dos horas antes ni una hora después. Ratain ha explicado que existe riesgo de sobredosis en caso de un paciente tome la dosis estándar -1.000 mg al día- después de un ayuno de dos horas, pero antes de una hora después. “Según la ingesta calórica se puede obtener hasta 10 veces la dosis prevista”, ha concluido.
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