Pablo Serrano, director médico del Hospital
de Fuenlabrada.
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Redacción. Valladolid
La sanidad ha comenzado a dar sus primeros pasos en la aplicación del 'big data', si bien las experiencias iniciales son aún conceptuales. En este sentido, Pablo Serrano, director médico del Hospital de Fuenlabrada (Madrid), ha señalado que “en el ámbito de la farmacia hospitalaria, la tecnología 'big data' ayudaría a comprender mejor la utilización de los medicamentos y los integrarían en el conjunto del hospital para un conocimiento mayor de la morbilidad y el uso de recursos”.
Esta tecnología aporta la capacidad de procesar grandes volúmenes de datos, con el propósito de obtener información y generar conocimiento de ellos. “En sanidad”, comenta este experto, “la fuente principal de información es la historia clínica electrónica. A esta se suman nuevas fuentes, como la incorporación del ciudadano con su registro personal, el internet de las cosas, que proporcionará datos de salud y cuidados ubicuos y las redes sociales como la nueva forma de comunicarse sobre bienestar, salud y atención”, ha explicado Serrano.
Algunas experiencias en este campo han demostrado que este nuevo conocimiento agiliza y abarata la investigación clínica, proporciona medidas reales del desempeño de nuestro sistema sanitario y ayuda a los pacientes a tomar decisiones sobres su salud. Según este experto, “ejemplos relevantes de la utilización de esta tecnología son la estimación de la incidencia de epidemias mediante las búsquedas web, la identificación de patrones de respuesta al tratamiento de enfermedades reutilizando datos de la historia clínica electrónica o la estimación de factores pronósticos con datos de monitorización exhaustiva”. “El 'big data' es un salto en escala que se podrá utilizar para ampliar nuestros conocimientos de los procesos de enfermedad y de atención sanitaria, tanto en sus mecanismos biológicos como en las formas del cuidado de la salud”, ha señalado Serrano.
Esta nueva aplicación podrá cambiar la investigación clínica y la denominada medicina personalizada, ya que permitirá la concepción de nuevas hipótesis y la evaluación de la efectividad real de la atención sanitaria. En este sentido, tal y como afirma Serrano, “originará un salto sustancial para el análisis de poblaciones y servicios de salud, para la epidemiología, la calidad asistencial y la organización y la utilización de recursos del sistema de salud”. Por su parte, los pacientes, añade este experto, “tendrán información sobre los resultados de la atención sanitaria y las valoraciones que otros pacientes hagan de sus cuidados, lo que contribuirá a su capacidad de ser activos en las decisiones sobre su salud”.
Serrano recuerda que en nuestro país existen diversas iniciativas, algunas consolidadas como la del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) que en 2010 puso en marcha un repositorio de información clínica anonimizado y normalizado que sea utilizado en investigación. Asimismo, hay otras iniciativas muy ambiciosas como el VISC+ de Cataluña, que se propone obtener valor científico y económico de la reutilización de la información clínica.
Barreras y retos principales
Entre las principales barreras con las que se encuentra la aplicación de esta tecnología destaca la falta de un marco regulatorio para el uso secundario de información clínica. “En España el actual marco legal para el 'big data' es la Ley de Protección de Datos y las directivas europeas. La clave para el procesamiento de la información clínica está en la anonimización, para que no sea posible ninguna identificación personal de los datos. Sin embargo, también habrá que tener presente el propósito para el que se utilizan estos datos, pues cualquier uso secundario de información de salud que se realice debería estar justificado. Otra barrera destacable sería el aún débil modelo de negocio que permita generar financiación, así como la falta de comunicación a la sociedad de forma transparente de las ventajas y riesgos que entraña la tecnología 'big data'”.
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