Marcos Domínguez. Madrid
La apuesta por el ‘big data’ –es decir, una base de datos de pacientes estructurados y accesibles– es cada vez mayor entre los profesionales sanitarios y, entre ellos, los oncólogos médicos, que lo ven como una oportunidad para realizar un seguimiento de resultados en salud que sirva para afinar nuevos modelos de financiación de unos medicamentos que son cada vez más caros.
Andrés García Palomo.
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Así se ha puesto de manifiesto en el ‘III Foro por una Atención Farmacológica de Calidad’, organizado por la Fundación para la Excelencia y la Calidad de la Oncología (ECO). El jefe de Servicio de Oncología Médica del Universitario de León, Andrés García Palomo, ha señalado que este concepto “es la próxima revolución”, que puede aportar a la economía europea un valor superior a los 250.000 millones de euros.
La gran posibilidad es sin duda el seguimiento de los resultados en salud de los pacientes, para “condicionar la autorización al valor”, es decir, posibilitar una renegociación del precio más allá de la aprobación del la financiación o, en caso de que el fármaco no haya mostrado beneficio significativo con respecto a las otras alternativas terapéuticas, “revocar su utilización”.
Pero el ‘big data’ no se queda solo ahí. Para García Palomo supone “caminar al hospital líquido”, en el que la asistencia sea “desde el hospital, no en el hospital”, fomentar la cultura del autocuidado y formar a pacientes expertos que puedan guiar a otros en el tratamiento de su enfermedad. Sin embargo, el oncólogo considera que “hay tecnología pero no recursos” para la utilización de la ingente cantidad de datos que pueden proporcionar las tecnologías de la información.
Costosa inversión inicial
Esta cuestión ha estado presente en el posterior debate, donde Ruth Vera, jefe del Servicio de Oncología Médica del Complejo Hospitalario de Navarra, ha manifestado que los resultados en salud “requieren una inversión inicial costosa para lograr su objetivos a largo plazo” por lo que, viendo el cortoplacismo de las políticas sanitarias, ha considerado que “en 2020 seguiremos como estamos”.
En el mismo debate, Antoni Gilabert, director de Farmacia del Servicio Catalán de la Salud, ha puntualizado que el mayor obstáculo no es la inversión económica sino “generar confianza” en estas herramientas, y ha abogado por “invertir en cultura, en los profesionales y que haya retroalimentación” con sus ideas.
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