Anna Sureda, Jaime Rivas y Carmen Montoto.
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Eduardo Ortega. Madrid
A pesar de la crisis y de la proliferación de nuevas fórmulas de financiación para medicamentos innovadores que supongan compartir riesgos entre las administraciones públicas y las compañías farmacéuticas, todavía hay moléculas ‘first in class’ que logran la financiación a la vieja usanza: con un pacto para un precio fijo entre el Ministerio de Sanidad y el laboratorio correspondiente.
Este ha sido el caso de brentuximab vedotina (Adcetris), la primera novedad terapéutica específica para tratar el linfoma de Hodgkin en los últimos 30 años, un producto en el que “ha habido un reconocimiento de la innovación” por parte del Ministerio de Sanidad y que está financiado en España desde el 1 de agosto, explica Jaime Rivas, director de Relaciones Institucionales, Gestión Sanitaria y Comunicación de Takeda.
Más concretamente, y desde el punto de vista clínico y terapéutico, este fármaco supone “una auténtica revolución. Hasta que ha llegado no había tratamiento estándar para los pacientes que recaen en la enfermedad después de varias líneas de tratamiento o que no responden al mismo”, asegura Anna Sureda, médico adjunto del Servicio de Hematología del Instituto Catalán de Oncología, quien afirma: “todos los hematólogos y oncólogos hemos visto un poco el cielo abierto gracias a este producto en estos pacientes”.
De hecho, brentuximab vedotina tiene incluso “mejor respuesta” en una dolencia poco habitual como el linfoma anaplásico de células grandes sistémico.
La clave del éxito del fármaco de la compañía japonesa se halla en que es un anticuerpo conjugado que se introduce en la célula cancerosa y, ya en ella, se libera la quimioterapia, de manera que se aumentan tanto los índices de seguridad como los de eficacia, explica Carmen Montoto, directora médica de Takeda en España.
Además, asegura que el producto es “relativamente sencillo de manejar” y sus efectos secundarios se concentran en el cansancio, la diarrea o la neuropatía periférica. De hecho, Sureda afirma que el fármaco está “muy bien tolerado y la calidad de vida del paciente es muy buena”, asegurando 40 meses de supervivencia.
¿Otras indicaciones?
Por otro lado, Montoto informa de que Takeda va a seguir investigando el empleo de esta molécula a través de programas que están evaluando su uso en otras indicaciones” a través de estudios multicéntricos, y en prácticamente todos participan centros españoles.
Además, la responsable clínica indica que “hay un programa de desarrollo del producto en pediatría, en el que España está incluida”.
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