María Márquez / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
Bajo el controvertido título ‘Médicos y medicamentos, ¿conflicto de intereses?’, la OMC acogió ayer una jornada que propició un agitado debate entre médicos, expertos e industria farmacéutica, representada por el director de Relaciones Institucionales con las Comunidades Autónomas de Farmaindustria, José Ramón Luis-Yagüe. En el centro de la diana, la influencia de este sector en la prescripción médica. El director general de Farmacia y Productos Sanitarios del Ministerio, Alfonso Jiménez Palacios, abrió la veda apuntando que “el planteamiento de la industria farmacéutica no debe ser vender más, porque se puede crear un problema de salud pública”. Le sucedieron las intervenciones de Pedro Conthe como portavoz de la SEMI, Joan Ramón Laporte, catedrático de Farmacología de la UAB, y Vicente Baos, coordinador de Semfyc, quienes criticaron la intervención de la industria en las decisiones farmacológicas. José Ramón Luis-Yagüe, rebatió algunas de las ‘acusaciones’ ante la actuación del sector e invitó a la Administración a “establecer las reglas del juego".
Foto de familia de los participantes en la inauguración y la primera mesa de la Jornada. De izquierda a derecha. Vicente Baos, coordinador del Grupo de Utilización de Fármacos de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria; Joan Ramón Laporte, catedrático de Farmacología de la UAB; el director general de Farmacia y Productos Sanitarios del Ministerio, Alfonso Jiménez Palacios; el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín; Pedro Hidalgo, presidente del Colegio de Médicos de Badajoz; Pedro Rubio, presidente de Semfyc en Extremadura; Antonio Montaño, medico de familia; y José Antonio González Correa, farmacólogo de la Facultad de Medicina de Málaga.
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La Jornada ha supuesto el primer acto “oficial” del 'Observatorio de la Prescripción' impulsado por la OMC, tal y como recordó Pedro Hidalgo, presidente del Colegio extremeño (y promotor junto a los presidentes colegiales de Murcia y Cuenca), quien aprovechó para resaltar que los médicos “no pueden perder el liderazgo de la prescripción, aunque intervengan otros agentes”. Hidalgo pasó la palabra a Alfonso Jiménez Palacios, quien abrió un debate que se prometía polémico haciendo hincapié en la necesidad de que “en el futuro, Administración, médicos e industria alineen sus planteamientos” de cara a la prescripción. Jiménez Palacios también mandó un mensaje a Farmaindustria, advirtiéndole de que el afán recaudador podría provocar un “problema de salud pública". "En España se consumen muchos medicamentos, probablemente más de los necesarios. Esto puede provocar dificultades para pagar las facturas y también problemas sanitarios, porque el fármaco que no es necesario, es perjudicial", concluyó.
Críticas a determinadas sociedades científicas y “líderes de opinión”
Pedro Conthe ejerció de portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Su intervención fue una llamada de atención sobre la importancia de “racionalizar la prescripción” ante un panorama de cronicidad difícilmente sostenible en su opinión y ante el que se precisa “más coordinación entre profesionales con la figura de un director del paciente crónico”. En cuanto a la actuación de Farmaindustria, un mensaje claro: “Ejerce presión sobre sociedades científicas y líderes de opinión que resta credibilidad a muchas actuaciones médicas”.
El punto de vista teórico vino de mano de Joan Ramón Laporte, catedrático de Farmacología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), quien definió la información que proporciona la industria farmacéutica de “sesgada y minimizadora de los efectos adversos” de los fármacos. Además de intentar desmontar que la inversión en investigación de este sector sea tal y como anuncia (“el 55-60 por ciento del volumen de negocio lo invierten en promoción”), recogió la idea de Conthe sobre la negativa influencia de “expertos y líderes de opinión” en la prescripción médica. Para Laporte, la clave para normalizar el panorama descrito sería un “código ético propuesto por el Sistema Nacional de Salud y la OMC”.
El “gran drama” de los genéricos
Para Vicente Baos, coordinador del Grupo de Utilización de Fármacos de la Semfyc, la influencia del visitador médico, figura que salió a relucir en varias ocasiones, ha perdido fuerza “por razones ideológicas del médico” y la "retirada" voluntaria de Farmaindustria. La formación continuada que a menudo ‘venden’ los laboratorios es, según Baos, “innecesaria porque cualquier profesional tiene a su alcance información independiente y de calidad”. También recordó la manipulación de ciertas sociedades científicas “creadas inicialmente para difundir fármacos” y resaltó el “gran drama de los genéricos” en lo referente a su disparidad en apariencia, que hace que su prescripción genere “confusión y problemas de adherencia” para la tercera edad. |
El papel de la Administración
El turno de réplica recayó en José Ramón Luis-Yagüe, quien desmontó algunas de las ‘acusaciones’ vertidas por los contertulios recordando que los medicamentos son sinónimo de “progreso” y que son los profesionales “los que prescriben, no la industria”. La inversión en financiación (“3 millones de euros al día”) y el “exigente recorrido” al que se somete un fármaco para su autorización fueron los avales del director de RRII de Farmaindustria, quien dedicó la última parte de su intervención a un resumen de prensa que mostraba “irregularidades” que la Administración ha ejercido en los últimos meses en Galicia, Andalucía, La Rioja, Zaragoza o Castilla-La Mancha sobre la libertad del facultativo. Enfrentados intensamente en sus discursos, sí coincidió con Laporte en instar a la Administración a “establecer las reglas del juego: públicas, objetivas y no discriminatorias”.
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