La disfagia a medicamentos es una de las causas de incumplimiento de la medicación por parte del paciente. Con frecuencia ocasiona retrasos en las tomas u omisiones en las mismas, debido al temor que experimentan los pacientes al acto de deglución. En el caso más extremo, debido a una imposibilidad mecánica, se recurrirá a una manipulación de la forma farmacéutica con posible riesgo de ineficacia o toxicidad si se desconocen las características galénicas del preparado. En general, hay una disfagia fisiológica producida como consecuencia del uso de formas sólidas que por su forma o tamaño son difíciles de tragar por la población adulta y/o pediátrica. También existe una dificultad patológica en la ingesta de medicamentos por diversas enfermedades fundamentalmente neurológicas, gastrointestinales y oncológicas. No nos olvidemos de los ancianos, sobre todo los pacientes institucionalizados, grupo en el que se ha estimado una disfagia superior al 60%. Por lo tanto, el paciente con problemas de deglución forma un amplio colectivo perteneciente a diferentes especialidades médico-quirúrgicas y que va a necesitar ayuda cuando el medicamento prescrito no se adapte a la situación de disfagia que padece.
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Aquí es donde interviene el farmacéutico como especialista del medicamento y su reconocida labor de atención farmacéutica. Por su conocimiento de las formas farmacéuticas ha de realizar una selección de medicamentos disponiendo en el hospital aquellas presentaciones adaptadas a estos pacientes, refiriéndonos principalmente a las formas líquidas y a las formas dispersables. En el caso de que no exista un preparado comercial ha de disponer de una potente Sección de farmacotecnia que permita la elaboración de fórmulas magistrales líquidas con procedimientos que recojan el modus operandi, la estabilidad del producto y las características del envasado y etiquetado. También se ha de intervenir en la distribución de formas líquidas en dosis unitarias para facilitar su administración por enfermería.
En la validación de los tratamientos la intervención del farmacéutico es importante para adaptar el medicamento a las necesidades del paciente con dificultades de deglución. Puede tratarse de un cambio de forma farmacéutica (sólida a líquida) o de un cambio a otro fármaco que disponga de forma líquida (equivalente terapéutico). En otras ocasiones, la intervención será para evitar que se triture una forma liberación retardada, un cambio de vía de administración o una interacción del medicamento con la nutrición enteral.
Existen errores de medicación frecuentes con los preparados extemporáneos. Por ello, un aspecto que preocupa en la atención farmacéutica a estos pacientes es la prevención de errores de medicación. Uno de ellos es administrar un preparado líquido oral por vía iv por lo que se ha de establecer un color diferente para las jeringas orales y deben estar correctamente etiquetadas. También es conveniente estandarizar las concentraciones de los preparados líquidos y evitar la confusión en la dispensación entre los preparados pediátricos y los de adultos.
Por último, dentro del área de información de medicamentos se deberán tener editadas las guías de administración de medicamentos por sonda nasogástrica, la relación de medicamentos que no deben ser triturados, la guía de prescripción de formulaciones líquidas, medicamentos compatibles con la nutrición enteral, etc. El Servicio de Farmacia debe disponer también de un sistema de consultas donde se recojan aquellas debidas a la administración de medicamentos a pacientes con dificultades de deglución.
Todas estas actividades constituyen un reto para el farmacéutico de hospital que ha de ser capaz de prestar atención farmacéutica a un colectivo de pacientes cada vez más numeroso que pide soluciones a los diversos problemas que plantea el uso adecuado de los medicamentos.
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