Un momento de la inauguración del congreso, con Poveda, Antonio Sáez Aguado, consejero de Sanidad de Castilla y León, y Mercedes Godoy, presidenta del comité organizador.

Marcos Domínguez. Valladolid
El 59º Congreso de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria ha congregado en Valladolid a más de 1.400 asistentes en tres días frenéticos (más un cuarto precongreso) cuyo eje vertebrador ha sido la integración del profesional en la Atención Primaria y la focalización hacia el paciente crónico.

“Ha habido un reconocimiento de la labor del farmacéutico hospitalario, ampliando sus competencias y capacitándole en el ámbito de la Atención Primaria”, ha explicado José Luis Poveda, presidente de la SEFH, a esta publicación, recalcando la “gran actividad” que ha tenido la profesión en este 2014.

El punto culminante de esa ampliación de competencias ha sido la creación de la especialidad de Farmacia Hospitalaria y Atención Primaria que establece el nuevo real decreto de troncalidad, aprobado poco antes de las vacaciones de agosto. Eso quiere decir que solo estos nuevos especialistas podrán presentarse a las plazas de farmacéutico de Atención Primaria, y que aquellos profesionales de la Primaria que quieran que se les reconozca en la nueva especialidad deben superar un examen y acreditar experiencia.

En la asamblea general de la sociedad, que ha tenido lugar en el segundo día de su congreso, se ha puesto de manifiesto la gran participación de los socios a través de los grupos de trabajo, la mejora del entorno asistencial y los programas formativos, y se han dado a conocer los 5 proyectos seleccionados, de entre 45 presentados, para su traslación al hospital. "Son proyectos multicéntricos en los que participan tanto farmacéuticos como otros profesionales del hospital", explica Poveda, que señala el gran reto de la SEFH: la elaboración de su "libro blanco", en el que se redefinan aspectos del entorno organizativo acordes con la situación actual”.

Fuertemente relacionadas con la Atención Primaria están las estrategias de cronicidad, que también han jugado un papel protagonista estos días. Se ha puesto de relieve la importancia de la participación del farmacéutico, un profesional experto en gestión, en los programas de atención a polimedicados, y se ha recordado que, según el RD 16/2012, los centros sociosanitarios de más de 100 camas deben tener la supervisión de un farmacéutico de hospital.

Ana López, presidenta del comité científico del congreso; José María Eiros, gerente del Hospital Clínico Universitario de Valladolid; José Luis Poveda; Pilar Farjas; Alfonso Montero, gerente del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, y Mercedes Godoy.

Farjas: “Las conclusiones estarán bien presentes en el ministerio”

Ambos temas han estado presentes en el discurso de Pilar Farjas, secretaria general de Sanidad y Consumo, que ha hecho hincapié en “el respeto que tengo por vosotros”, los farmacéuticos de hospital, al ser los pioneros en la racionalización de la farmacoterapia o su aportación a la disciplina de la farmacoeconomía. Tanto es así, que ha recordado a los asistentes que “las actas y conclusiones que salgan de este congreso estarán bien presentes en el ministerio”.

Farjas se ha referido al “reto” que supone la integración en el continuo asistencial de la Primaria y la Hospitalaria, así como a la “transformación de las estructuras organizativas” para adaptarse al modelo de cronicidad y que se está llevando a cabo en la actualidad.

También ha abordado el debate sobre los biosimilares, objeto de una de las mesas del congreso, informando de que pronto estarán listos “los expedientes de financiación del cuarto y quinto biosimilar que entrarán en el Nomenclátor”, así como de infliximab, primer anticuerpo monoclonal biosimilar aprobado en Europa.

El 60º Congreso, en Valencia

El relevo está tomado: de aquí a un año todo estará listo para el sexagésimo congreso de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, en Valencia. La ubicación coincide con el lugar de nacimiento y trabajo de su presidente, José Luis Poveda, y además tiene un componente emotivo: tras ocho años (dos periodos) de mandato, se despedirá del órgano directivo de la sociedad.