Roberto Frontini, presidente de la EAHP.
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Marcos Domínguez. Madrid
Fue un cambio anunciado sin mucho bombo, pero está provocando un terremoto. La vuelta de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) de la Dirección General de Sanidad y Consumo, dependiente de la comisaría de Sanidad, a la de Empresa e Industria, perteneciente a la comisaría de Mercado Interno, Industria, Emprendedores y Pymes, ha creado un malestar no solo entre aquellas asociaciones que defienden la sanidad pública en Europea desde el punto de vista de los pacientes, sino que cuerpos profesionales se han mostrado igualmente en contra de la decisión.
Son 28 los grupos que han firmado una carta abierta dirigida a Jean-Claude Juncker (con copia a Daniel Calleja, director general de Empresa e Industria, y Paola Testori, directora general de Sanidad y Consumidores, entre otros) en la que señalan que “la vuelta es injustificada y representa un paso atrás”, además de mandar “señales equivocadas a los ciudadanos”.
Entre los firmantes se encuentra la Asociación Europea de Farmacéuticos de Hospital, (EAHP), así como las de mutuas sanitarias (AIM), las de farmacéuticos comunitarios (PGEU), y médicos especialistas (UEMS), además las asociaciones internacionales de boletines terapéuticos (ISDB) y de estudiantes de medicina (Ifmsa), pacientes y consumidores, entre otras.
El escrito señala que los productos farmacéuticos y sanitarios “no deben ser otro producto más del mercado interno”, y que se debería promover la salud y seguridad de los medicamentos, no la competitividad de la industria farmacéutica, que es lo que, según los firmantes, busca el traslado a Empresa e Industria.
Logros en estos cinco años
En este sentido, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que participa en la carta abierta a través de organización europea, la BEUC), ha estimado en un comunicado que en los cinco años en que la EMA ha pertenecido a Sanidad y Consumo, se han conseguido grandes logros que se ponen en peligro ahora: una regulación más restrictiva de la promoción de medicamentos, la notificación de efectos adversos por parte de los pacientes o avances en la transparencia de los ensayos clínicos.
El cambio, que se produjo en 2009, tenía como objetivo una mejor coordinación de las políticas de vacunas europeas durante la crisis de la gripe H1N1. Por eso, los firmantes de la carta consideran que debe quedarse en Sanidad, acorde a las agencias de medicamentos nacionales.
Para conocer la valoración de este cambio desde el lado opuesto, el de la industria farmacéutica, esta publicación se ha puesto en contacto con las patronales españolas. Desde Farmaindustria han declinado hacer declaraciones, mientras que desde Aeseg, su director general, Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, considera que “el papel de la EMA está muy consolidado y no va a importar tanto a quién reporte”. El cambio, a su juicio, responde al anuncio de Juncker de centrarse en fortalecer el sector industrial europeo, pero “los estándares conseguidos por la EMA y su capacidad de autogestión hace pensar que no habrá muchos cambios dependa de quién dependa”.
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