Eduardo Ortega Socorro / Imagen: Joana Huertas. Valencia
Julio Mayol tiene claro que la gestión clínica tal y como quiere abordarla el Ministerio de Sanidad puede convertirse en un fracaso mayúsculo si no se dan plenos poderes a los profesionales sanitarios. “Si no nos dan las opciones de comprar, vender, contratar o despedir, la gestión clínica es mentira”, advierte.
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El director de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos avisa asimismo de que, en cualquier caso, es necesario un “cambio filosófico” en el SNS para poder pasar de la 'sencilla' prestación de servicios a poder integrar la gestión clínica y adoptar un modelo basado en “resultados de salud”.
La clave está en que el SNS como prestador de servicios “ha funcionado muy bien hasta ahora, porque se podía subir el gasto, pero los bancos han decidido que se acabó la fiesta”. Y el cambio a los resultados en salud se hace todavía más difícil en estas circunstancias, porque, en realidad, “va en contra de la tradición de los sistemas sanitarios”.
De hecho, Mayol se adentra cada vez más en el quid filosófico de la cuestión y pide cautela: sin marcarse objetivos claros y ser “consecuencialistas” con ellos, “los resultados puede ser erróneos".
¿Hay medicina basada en la evidencia?
El también codirector de Madrid-MIT Mvision Consortium aborda estas cuestiones durante la conferencia '¿Seguimos igual o cambiamos?', organizada por Novartis en el 60 Congreso de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria. En ella, también pone en duda la medicina basada en la evidencia. “El problema es que la mayoría de la evidencia es falsa o mentira. Los resultados de muchos ensayos clínicos tienen un reproductibilidad cercana a cero, y además falta transparencia sobre su formulación”, indica, como ejemplo.
La historia clínica electrónica tampoco se libra de su crítica. “Es buena para la gestión, peor no para la obtención de resultados clínicos”, al menos con el formato actual. "Que Dios pille confesados a los que la tienen que usar”. Dice que, además, se debería tener en cuenta más “la calidad percibida por el paciente. El valor científico técnico no puede estar por encima de todo”.
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