Félix Espoz. Madrid
Tomàs Casasín, vocal de Hospitales del COF de Barcelona, asegura que la crisis está teniendo un gran impacto en los servicios de Farmacia Hospitalaria de Cataluña, debido a recortes de personal y la exigencia de alcanzar una disminución del 10 por ciento en su gasto. Circunstancia, esta última, que considera “imposible”, salvo que se reduzca el número de pacientes, que en vista de la tendencia de los últimos años, se antoja igual de difícil.
A su juicio, ¿cómo está afectando la crisis a la Farmacia Hospitalaria catalana?
Muchísimo. De entrada, recortes de personal e intento de recortar un 10 por ciento el presupuesto de farmacia con una disminución relativa de la actividad. Y digo relativa, porque si bien cierran camas y algún quirófano, esto afecta a la partida de los pacientes hospitalizados, que sólo representan el 20 por ciento de los gastos de un Servicio de Farmacia Hospitalaria. En cambio, tenemos que seguir dispensando la misma medicación al paciente ambulatorio, que representa el 80 por ciento de nuestro consumo.
¿Se puede lograr este 10 por ciento?
Pienso que en la parte de ambulatorio es imposible conseguirlo, salvo que se atiendan a menos pacientes. Hemos hecho esfuerzos y logrado alcanzar un 2 por ciento, tras llegar a acuerdos con la industria por el precio en ciertos medicamentos. Si no disminuimos el número de pacientes que atendemos es imposible.
Algunos expertos explican que la tendencia es la contraria. Que el número de pacientes seguirá creciendo…
Es así. Cada año atendemos más pacientes, y muchas veces, por diversos motivos, se incluyen más medicamentos como de dispensación exclusivamente hospitalaria. Y aún así nos piden bajar un 10 por ciento. No sé cómo se consigue lo de más pacientes y menos coste.
Hay procesos en marcha. Está habiendo un movimiento territorial de pacientes. Así, aquellos pacientes que acudían a un hospital que no era de su zona de referencia se les está redireccionando a sus respectivos hospitales. Pero es distribuir el coste, que pasa de unos a otros.
¿Los servicios pueden ser aún más eficientes de lo que ya son?
Es muy difícil. En nuestro servicio compramos toda la medicación con precios del concurso centralizado del Instituto Catalán de la Salud, pero otros hospitales utilizan otros concursos. En nuestro caso, dispensamos la medicación para un mes, hacemos encuestas periódicas de adherencia al tratamiento y comprobamos antes de dar la medicación que se haya vencido el plazo de la anterior dispensación. Además, por ejemplo, miramos niveles plasmáticos de hemoglobina antes de dispensar una eritropoyetina, sino lo cumple no lo hacemos o variamos dosis de acuerdo con el médico. Por lo tanto, se me hace muy difícil imaginarme cómo disminuir un 10 por ciento.
También es cierto que ha habido un efecto de concienciación en el médico para restringir el paso de pacientes a la medicación más cara en determinadas patologías, como los crónicos de artritis reumatoide. En estos pacientes, en años anteriores, se habría llegado antes a utilizar el anticuerpo monoclonal que lo que se llega ahora. Además, en algunos casos, se intenta alargar un poco los plazos de medicación. Si había que darla cada ocho semanas, igual se alarga a 10 según la sintomatología del paciente. Estas pequeñas acciones sí pueden llegar a repercutir en los ahorros globales, pero en porcentajes cercanos al 2, no al 10.
¿Nuevas herramientas de gestión, como el riesgo compartido, pueden aportar algo más?
De esto se habla mucho, pero no está tan claro. Se puede llegar hasta un 10 por ciento de ahorro en un fármaco, pero es difícil. No todas las empresas están dispuestas. En nuestro centro hemos entrado con un medicamento y no ha repercutido en el precio total. Pasa a ser como un descuento en el importe.
A su juicio, ¿cuáles son los retos a medio plazo para la Farmacia Hospitalaria en Cataluña?
Dada la situación actual, resistir en el tema presupuestario, que nos afecta tanto en la medicación como en el personal disponible en los servicios. No podemos pensar en crecer, pero si quizá en reorientar el tipo de trabajo. La atención farmacéutica que dedicamos al paciente ambulatorio es de calidad y tenemos que seguir en esta línea. Quizá hay que volcar las habilidades del farmacéutico para mejorar su adherencia al tratamiento, su conocimiento de la medicación y reducir los eventos adversos.
En el paciente hospitalizado también, pero de alguna forma ya está más asentada este tipo de actividad en el hospital. Me refiero a políticas de antibióticos, a hacer seguimiento farmacoterapéutico al paciente ingresado, etc. Lo que venimos haciendo hace mucho tiempo.
¿Cuál será el papel de la Vocalía?
Los farmacéuticos de hospital tenemos la Sociedad Catalana de Farmacia Clínica y una Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria potente. El principal reto que tenemos desde la Vocalía es formativo, más que corporativo, que también.
En Cataluña somos una Vocalía dinámica que organizamos muchas sesiones clínicas y cursos conjuntamente con las otras sociedades, sobre todo con la Sociedad Catalana. Compartimos esfuerzos con las distintas sociedades ya que agrupamos a los mismos profesionales.
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