Marcos Domínguez. Madrid
Miguel Martín.
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Más de un año después de su autorización, el Ministerio de Sanidad ha aprobado el precio y reembolso de trastuzumab emtansina o T-DM1, fármaco dirigido al cáncer de mama metastásico y comercializado por Roche con el nombre de Kadcyla.
El medicamento, indicado para aquellas pacientes que sobreexpresan el receptor HER2 y que ya hayan sido tratados previamente con trastuzumab y un taxano, ha sido calificado de “revolucionario” por Miguel Martín, jefe del Servicio de Oncología del Gregorio Marañón y presidente del Grupo de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam). “Hace realidad el concepto de bala mágica”, pues combina la especificidad de la terapia dirigida con la eficacia de la quimioterapia.
Es la primera vez que en este tipo de tumores existe un anticuerpo conjugado, al haber conseguido un enlace estable que permite que el agente citotóxico no sea liberado hasta llegar a la célula. Es por eso que se logra una gran mejora en la seguridad del fármaco, explica Anna Lluch, jefa del Servicio de Hematología y Oncología del Clínico de Valencia. “Hemos logrado reducir la toxicidad y la alopecia asociadas con la quimioterapia”, así como los vómitos y las náuseas, lo que supone otra ventaja adicional: mientras que el tratamiento estándar debe suspenderse por lo general por la toxicidad acumulada, T-DM1 puede seguirse administrando (por vía intravenosa una vez cada tres semanas) hasta que las células dejen de ser sensibles a su efecto.
Triplicar la supervivencia
Anna Lluch.
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Los estudios clínicos en que se ha basado la aprobación del medicamento han mostrado un aumento de la mediana de supervivencia global en 5-6 meses, además de retasar la progresión del tumor en más de diez meses.
La variedad de tratamientos diana dirigidos a las pacientes HER2 positivas (entre un 20-25 por ciento del total), que hasta ahora era uno de los grupos de peor pronóstico, ha conseguido triplicar la supervivencia, según Lluch. “Antes llegábamos a entre 1,5 y 2 años, y ahora estamos en casi 5”.
La eficacia de T-DM1 está probándose en varios tipos de pacientes, no solo avanzados sino también en estados precoces de la enfermedad. Además, este tipo de fármacos conjugados están estudiándose en otros tumores. No es algo sencillo, pues “la clave está en encontrar los receptores adecuados”, explica Miguel Martín. Sin embargo, la nueva vía está abierta y, concluye, paso a paso es como se consiguen las mejoras en cáncer.
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