Félix Espoz. Madrid
Jesús Rodríguez-Baño, Unidad Clínica de Enfermedades Infecciosas y Microbiología del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla y José Ramón Paño-Pardo, Unidad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica del Hospital Universitario La Paz – Idipaz han coordinado la guía ‘Programas de optimización de uso de antimicrobianos (POA) en hospitales españoles'. Este es un documento de consenso en el que han participado la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria y la Sociedad Española de Medicina Preventiva.
Paño-Pardo.
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Rodríguez-Baño explica que el objetivo principal es conseguir que los hospitales pongan en marcha programas que contribuyan a la mejora del uso del antibiótico, mediante la creación de grupos de trabajo, con objetivos y con medidas específicas.
“Partimos de un análisis que se publicó hace unos meses y descubrimos que la situación en España es muy heterogénea. Hay actividades en todos los hospitales, pero con mucha frecuencia no están organizadas de una manera estructurada y no se hace un trabajo global en aproximadamente la mitad de los hospitales que participaron en aquella encuesta. La gente trabaja en esta área, pero lo que faltaba era estructurarlo alrededor de unos objetivos comunes, medibles y revisables anualmente”, señala.
Por su parte, Paño-Pardo señala que lo que se pretende es “dar una especie de guía, de orientación, tanto a los profesionales que creen que tienen que empezar con un programa de este tipo”, y, en segundo lugar, “es un mensaje a las administraciones de que esto debería ser parte normal del funcionamiento de los hospitales, como lo es en otros países”.
Según explica, el tratamiento con antibióticos es más complicado porque cada vez hay más resistencia y cada día es más difícil escoger los mejores tratamientos de antibióticos. Lo que hace que los resultados de los pacientes sean peores.
Según Paño-Pardo, el primer objetivo es que los pacientes con infecciones se curen mejor lo antes posible, y, el segundo es que tengan el menor grado posible de toxicidad y de efectos adversos, entre ellos la resistencia.
Definir las estrategias
El experto del hospital La Paz afirma que las estrategias las tiene que definir cada hospital en función de su tamaño y de su problemática, por lo cual, “se debe empezar por evaluar cómo se utilizan los antibióticos en el hospital, cuáles son los problemas de resistencia que tienen y, una vez que se evalué la situación, hay que plantear prioridades. Esas prioridades se tienen que traducir en objetivos que sean verificables con indicadores.
Rodríguez-Baño.
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En estos programas de trabajo “tiene que haber un farmacéutico que sabe dónde se están prescribiendo os fármacos, un clínico especializado en problemas infecciosos, porque realmente se trata de ofrecerle al clínico soporte, y debería de haber participación de otras especialidades como microbiología, por el tema de las resistencias. También es interesante que participen intensivistas”.
El objetivo de estos programas, añade Paño-Pardo, no es disminuir gastos, aunque probablemente sea una consecución de la optimización del uso de antibióticos, como lo ha demostrado la mayoría de programas que funcionan en este sentido. “Estos programas en general no suelen costar dinero, pero necesitan apoyo institucional. En general estos programas se autofinancian”.
Por último, Rodríguez-Baño, afirma que, en general, hay preocupación por parte de los médicos por el buen uso de los antimicrobianos. “Es un tema que consideran relevante. El problema es que el paso de esta preocupación a hacer un buen uso de la mayoría de las situaciones es difícil. Es un trabajo que requiere mucha ayuda de gente experta. Nosotros no creemos en actividades muy restrictivas, sino en medidas de apoyo, formación y en auditoría y contacto diario”, concluye.
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