Redacción. Madrid
La genética ha proporcionado información sorprendente sobre por qué las vacunas utilizadas para combatir infecciones graves en la niñez con el tiempo pueden fallar. El estudio, publicado en ‘Nature Genetics’, que investiga cómo las bacterias cambian para evadir las vacunas, tiene implicaciones en la forma en que las vacunas pueden ser más eficaces en el futuro.
El neumococo causa enfermedades potencialmente mortales como la neumonía y la meningitis. Se cree que las infecciones neumocócicas pueden matar a alrededor de un millón de niños en todo el mundo cada año, si bien el éxito de los programas de vacunación ha llevado a una dramática caída en el número de casos en países como el Reino Unido y Estados Unidos. Estas vacunas reconocen las bacterias por su polisacárido, el material que se encuentra en la parte exterior de la célula bacteriana. Hay más de noventa tipos diferentes -o ‘serotipos’- de las bacterias, cada una con una capa de polisacáridos diferentes.
En 2000, Estados Unidos introdujo una vacuna contra el neumococo, que dirigido a siete de los noventa serotipos. Este vacuna ‘7-valente’ fue muy eficaz y tuvo un efecto importante en la reducción de la enfermedad entre los grupos de edad específicos. Cabe destacar que la vacuna también ha impedido la transmisión de la enfermedad de los niños pequeños a los adultos, repercutiendo en decenas de miles de casos menos de enfermedad neumocócica cada año. La misma vacuna se introdujo en el Reino Unido en 2006 y tuvo un éxito similar.
A pesar del éxito de los programas de vacunas, algunas cepas de neumococo lograron continuar causado la enfermedad escondiéndose de la vacuna. En la investigación financiada por el Wellcome Trust, los científicos de la Universidad de Oxford y en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, estudiaron lo que pasó después de la introducción de esta vacuna en Estados Unidos. Han utilizado las últimas técnicas de genómica junto con la epidemiología para comprender cómo los diferentes serotipos de la bacteria del neumococo evolucionan para reemplazar a aquellos a los que va dirigida la vacuna.
Los investigadores encontraron que las bacterias habían evadido la vacuna al intercambiar la región del genoma responsable de la cubierta de polisacárido por la misma región de un serotipo diferente al que no se dirige la vacuna. Este ‘disfraz’ de la bacteria la hace invisible para la vacuna. Este intercambio de regiones del genoma se produjo durante un proceso conocido como recombinación, mediante el cual una de las bacterias sustituye un pedazo de su propio ADN con un trozo de otro tipo de bacterias.
Rory Bowden, de la Universidad de Oxford, y sus colegas, identificaron un número de serotipos recombinados que lograron escapar de la vacuna. Uno en particular creció con frecuencia y se propagó a través de Estados Unidos de este a oeste durante varios años. También demostraron que durante la recombinación, la bacteria también cambió una serie de otras partes del genoma, al mismo tiempo, un fenómeno nunca antes observado en poblaciones naturales de neumococo.
La vacuna 7-valente ha sido sustituida por una vacuna 13-valente, que apunta a trece serotipos diferentes, incluyendo el tipo particular que había escapado de la vacuna original. En el Reino Unido, la vacuna 7-valente resultó en una reducción sustancial de la enfermedad en general. Este efecto general era una mezcla de una gran caída en la frecuencia de los serotipos dirigidos por la vacuna con un cierto crecimiento de los serotipos no se dirige la vacuna. La vacuna 13-valente se introdujo en el Reino Unido en 2010.
Derrick Crook, profesor de Microbiología de la Universidad de Oxford señala que su trabajo “sugiere que las estrategias actuales para el desarrollo de nuevas vacunas son en gran medida eficaces, pero sus efectos a largo plazo no son tan exitosos como se esperaba”, y es que, tal y como apunta Bernard Beall, un científico del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, “la estrategia actual de la focalización en serotipos predominantes es muy eficaz, sin embargo, nuestras observaciones indican que el organismo seguirá adaptándose a esta estrategia con cierto éxito”.
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